“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” (Colosenses 3:1-3)

Cuando Dios llamó a Moisés, se reveló como el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, un Dios de tres generaciones. También, cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, se esforzó por levantar un equipo de hombres fieles que pudieran dar continuidad a la obra, cuando Él ya no estuviera presente. 

Creo que ni Moisés, ni los apóstoles, ni aún el mismo Abraham, se imaginaban la manera poderosa en la que el Señor iba a usarlos, ellos eran hombres comunes y corrientes que solamente se esforzaban por agradar y obedecer al Señor. 

Hace poco, en la ciudad de Bogotá donde, el Espíritu me inquietó para ungir a una nueva generación de pastores, algunos de ellos eran parejas que llevaban muchos años sirviendo pacientemente y que fueron probados a lo largo de los años, y otros eran parejas jóvenes que el Señor ha venido sacando de detrás del rebaño para trabajar en su obra. Ninguno de ellos esperaba ese momento, pero todos estaban preparados para aceptar el llamado y la responsabilidad.  En ese momento el Señor me llevó a compartir este pasaje de Colosenses y hoy siento compartirlo con ustedes también.

1. Vuelva a soñar con el pastorado

La Palabra nos enseña que la mies es mucha, pero son pocos los obreros, esto significa que el Señor siempre está buscando personas que estén dispuestas a servirle. Ahora, es importante que usted entienda que el pastorado es una honra muy grande y antes de que el Señor imparta esa unción, Él debe probar los corazones de cada persona. 

Apreciado amigo, si usted en algún momento sintió ese llamado de parte del Señor, me gustaría invitarlo para que se consagre, para que trabaje con diligencia y con paciencia y a que vuelva a Soñar con ser pastor, un día, si usted es fiel, el Señor podrá usarlo de manera poderosa. 

2. Busque las cosas de arriba

Conozco a muchas personas que tienen un llamado tremendo, e incluso el fruto a nivel ministerial, pero que han permitido pequeñas cosas en su corazón que los descalifican, pues están pensando en figurar, en recibir gloria para ellos mismos, o en ser admirados. Personas así nunca podrán recibir la unción, por eso el pasaje de Colosenses nos da esa clara instrucción de buscar las cosas celestiales, las cosas eternas. Cuando trabaje en la obra del Señor piense en glorificar el nombre de Jesús, no el suyo, en llevar gratuitamente la salvación a muchos, en ayudar al necesitado, en agradar el corazón del Señor. 

3. No se deje distraer por las cosas terrenales

Muchos han permitido que el llamado al pastorado se apague porque están muy enfocados en las cosas terrenales, permiten el afán por una deuda, por situaciones familiares, etc. Todas estas cosas son importantes, y el Señor nos proveé para todas, pero no pueden ser nuestro enfoque principal, ni lo que nos quite el sueño o la fe.

Una persona que ha sido llamada por el Señor trabaja en lo eterno, no en lo material, pues sabe que todo lo demás viene por añadidura

4. Persiga el sueño con pasión

El apóstol Pablo termina diciendo que “hemos muerto” y que nuestra verdadera vida está escondida en Cristo. Esto hace referencia a que en nuestro corazón no puede haber nada del viejo hombre o de egoísmo. Usted no puede perseguir el Sueño de Dios y su propio sueño al mismo tiempo. Nacer al pastorado es morir a sus propios deseos. 

Mi oración en este tiempo es que el Espíritu Santo avive el llamado que hay en su vida y que usted vuelva a soñar con el llamado.