Alguna vez se ha preguntado ¿para qué o para quién vivimos? Muchas personas me dirían “pastor por supuesto que vivimos para el Señor”, pero desafortunadamente esto se queda solamente en palabras. 

Vivimos en una generación muy marcada por el egoísmo, donde el mundo ha intentado dar mensajes contrarios a la Palabra de Dios, haciéndonos creer que lo mejor es ocuparnos solamente de nuestro bienestar y de pensar exclusivamente en el “yo”, esta es una sociedad que hace culto al ego. 

Vivir para el Señor es despojarnos de nosotros mismos, de nuestros deseos, de nuestros sueños y permitir que Él crezca en nosotros, esto no se puede hacer sin la ausencia del egoísmo.  Es por eso que el apóstol Pablo dijo “a diario muero” (1 Corintios 15:31 Rv1960). El verdadero cristiano no vive para sí mismo, vive para Dios, este es el vivo ejemplo que nos dejó el Señor Jesucristo. 

En este blog quisiera compartir con usted tres consejos que me han ayudado a rendir mi voluntad para realmente vivir para Jesús. 

 

  1. Vaya a los pies de la Cruz todos los días 

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20 RV1960)

La Cruz es el remedio perfecto para el egoísmo, ver al Hijo de Dios, puro, perfecto y sin pecado siendo castigado por nuestra maldad, nos recuerda que el mismo Dios lo entregó todo. Como cristianos debemos aprender a ir a la Cruz a diario, pues nuestra naturaleza siempre va a buscar su propio bienestar, y no las cosas de Dios.

Ir a la Cruz es empezar nuestro día en oración, recordando el sacrificio del Señor y entregando voluntariamente nuestros anhelos, deseos, emociones, etc. Recuerdo que una vez le preguntaron a cierto maestro bíblico que cuál era más fuerte, si la naturaleza carnal o la espiritual, su respuesta fue sencilla; “es más fuerte la que mejor esté alimentada”. Ir a la cruz a diario es quitarle fuerza a nuestros propios deseos y ser humildes para escuchar la voz de Dios. 

La única manera de vencer el “yo” es dejándolo clavado, todos los días, en la Cruz. Esto lo entendió el apóstol perfectamente y por eso escribió este pasaje de Gálatas. 

 

      2. Determínese a hacer la obra de Dios

La mejor manera de no desviarnos en pos del “yo” es estar siempre en el centro de la voluntad de Dios. Conozco a muchos creyentes que tienen un corazón dispuesto para el Señor, pero se alejan de la obra y sin darse cuenta terminan viviendo para ellos mismos. 

Hacer la obra de Dios es predicar el evangelio, involucrarse en el liderazgo y apoyar la iglesia en todos sus desafíos. No creo que pueda existir alguna persona que diga vivir para Dios sin estar ganando almas y haciendo discípulos. Recuerde que el deseo ardiente del corazón del Señor es la salvación de los perdidos. 

Vivir para Dios no es dedicarle un par de horas los domingos ( y eso que ahora muchos lo hacen desde cada, a través de la tecnología), vivir para Dios es ir a donde Él nos envié para exaltar el nombre de su Hijo Jesús. 

 

      3. No se deje contaminar por los afanes de este mundo 

“pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (Marcos 4:19 R1960)

Todos tenemos necesidades, desafíos y sueños, pero la misma Palabra nos enseña que nuestro Padre que está en los cielos tiene cuidado de nosotros. Muchos, sin darse cuenta, terminan envueltos en el “yo” porque los afanes de este siglo los han enredado completamente y el enemigo los engaña: “Es que si no dedico todo mi tiempo al trabajo, no podré sacar a mi familia adelante”. 

Quien vive solamente para el trabajo, no vive ni para sí mismo, ni mucho menos para Dios, vive para este mundo. Si usted se ha sentido oprimido o cargado porque siente que no puede suplir sus necesidades más básicas lo invito a que pueda buscar al Señor como prioridad cada mañana, a que reciba una promesa de la Palabra y a que tenga la seguridad de que su Padre lo ama y está pendiente de sus necesidades. 

Dios es fiel y si usted da un paso de fe y se compromete totalmente con Él, le aseguró que verá el respaldo sobrenatural de Dios en todas las cosas.

Llevo muchísimos años en el ministerio y puedo decirle con toda sinceridad que  no vale la pena vivir una vida sino la vivimos para Cristo.

Que la paz del Señor esté con usted.