Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Génesis 15:5
La vida de Abraham es de inspiración para todos nosotros, pues nos demuestra cómo la fe de un hombre sencillo, puede marcar una diferencia muy grande. Muchas veces escuchando a las personas me doy cuenta de que no tienen una visión correcta de lo que el Señor quiere hacer con sus vidas. Muchos piensan que es imposible que el Señor los use, y otros piensan que por mucho que se esfuercen, apenas podrán lograr cosas pequeñas.
Pero la vida de Abraham nos inspira y en este blog vamos a aprender algunas cosas para que pueda creer lo que Dios quiere hacer en su vida.
1. Dios no mira nuestro pasado
Abraham no nació de una familia temerosa de Dios y mucho menos en una cultura que fuera íntegra, sin embargo, así lo llamó el Señor. La mayoría de personas piensa que su pasado o sus errores son un gran descalificativo para poder hacer la obra, pero lo único que el Señor necesita es un corazón dispuesto. Siento que Dios quiere usar a muchos, solamente deje de mirar su pasado y ponga sus ojos en Jesús y en lo que Él puede hacer en su vida.
2. La obediencia es el primer paso
“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré” (Génesis 12:1)
El primer paso que nos acerca a la promesa de Dios es la obediencia. El mismo Señor es el primero que anhela bendecirnos en todas las cosas, pero muchas veces nosotros nos aferramos más a nuestras propias circunstancias y preferimos los espejismos que ofrece este mundo, antes que caminar con Dios.
Yo sé que el Señor ha hablado a muchos, para que al igual que Abraham, salgan de lugares, corten relaciones y dejen atrás su vieja forma de vivir. Recuerde que esto va acompañado de una promesa, si usted obedece, es porque hay una tierra preparada ya de antemano para usted.
3. Entienda que la promesa es para usted también
“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.” (Génesis 12:2)
Una promesa de Dios cambia todo en nuestras vidas, Abraham era solo un hombre, pero el Señor lo llamó, lo bendijo y lo multiplicó. Lo levantó hasta ser el padre de la fe y aún hoy por su legado muchos podemos ser bendecidos. Todo por el poder de una promesa.
Quisiera pedirle que recuerde cuál es la promesa que el Señor le ha dado, ¡y que se apropie de ella! Su vida no es insignificante, porque hay una promesa de Dios para usted, no camine como si no tuviera nada, porque una promesa es todo.
Aférrese a ella, declárela todos los días y organice su vida para caminar hacia ella.
Estamos ya a las puertas de nuestra Convención Internacional “El Legado 2025” con mucha expectativa de lo que el Señor hará. Sabemos que será un despertar de nuevos líderes que llevarán la antorcha del evangelio a todos los rincones del mundo.
Por eso me gustaría que participe de esta convención y se prepare para correr con la promesa que el Señor tiene para su vida.
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