“Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia.”
Joel 2:15-16

El libro de Joel es una guía profética para muchos de los acontecimientos finales y este pasaje nos muestra un llamado especial al ayuno, que es una poderosa arma espiritual que el Señor nos ha dado, pero con el pasar de los años se ha convertido en un simple hábito religioso dentro de la iglesia. 

Por eso dentro de este blog me gustaría explicarle un poco el panorama actual, y lo qué es un verdadero ayuno. 

Un vistazo al panorama actual

La reciente crisis en el medio oriente ha despertado a la iglesia alrededor del mundo, siempre lo que sucede con el pueblo de Israel sirve como un faro profético, no sólo para la iglesia, sino para todas las naciones de la tierra. Desde la cuarentena creo que todos pudimos percibir un cambio muy significativo en la sociedad. Se han desatado grandes controversias políticas en grandes países, hay guerras, y una creciente desestabilización social.

Esto ha llevado a muchos creyentes a tener temor sobre el futuro, sobre el bienestar de sus familias y aún sobre el plan de Dios para sus vidas. Y es indudable que el mismo Señor está conmoviendo las cosas, pero no con el propósito de ser duro con nosotros, sino para despertar nuestro corazón y hacernos entender que debemos reflexionar sobre nuestros caminos, humillar nuestro corazón y determinarnos a hacer su voluntad para este tiempo; es allí donde entra el ayuno. 

¿Qué es el verdadero ayuno? 

Externamente el ayuno consiste en abstenerse de algunos alimentos durante un período determinado de tiempo, pero no es simplemente por el hecho de aguantar hambre, sino que tiene un poderoso significado espiritual.

El alimento es aquello que sostiene nuestro cuerpo físico, y cuando nos abstenemos de él, simplemente estamos humillando nuestra carne, como si estuviéramos diciendo, tenemos que debilitar nuestra carne, para que nuestro espíritu se fortalezca, y para que recordemos que no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

En esencia podemos decir que el ayuno es una humillación voluntaria delante de Dios para clamar por su favor y misericordia. 

¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Isaías 58:6-8

Cuando se llama a un ayuno, el Señor no espera solamente que dejemos de comer, pero que internamente nuestra vida siga igual. El ayuno es una invitación a hacer un exámen interno, y a procurar los cambios necesarios para vivir de acuerdo a lo que enseña la Palabra. El verdadero ayuno nos habla de soltar cargas de opresión, de romper yugos, de compartir la Palabra con el hambriento, de cubrir en oración a aquellos que lo necesitan, etc. 

Un llamado urgente
Apreciado amigo, toda la conmoción a nivel mundial no es más sino un llamado de Dios para que reflexionemos sobre nuestros caminos, el día del Señor se acerca y no es momento para enfocarnos en las vanidades de este mundo. Si usted lee cuidadosamente el pasaje del profeta Joel entenderá que es un llamado con cierto sentido de urgencia, pues nos habla de reunir a toda la familia, niños, ancianos, aún los que están recién casados. Es como el Señor diciendo: no importa en qué momento de la vida estemos, no podemos hacer oídos sordos a este llamado para volver nuestro rostro a Él. 

Consejos prácticos finales

Haga un alto en el camino y evalúe su vida: No en términos de éxito financiero o secular, sino de acuerdo a lo que Dios espera de nosotros.

-No deje de congregarse e involucre a su familia: El pasaje de Joel nos habla de congregar a la asamblea e incluir a todos los miembros de la familia. En medio de los tiempos difíciles salen a relucir las prioridades. La comunión que tenemos como iglesia debe ser prioridad, más si vemos que los tiempos son difíciles. 

-Participe de este tiempo de ayuno: El Señor nos ha guiado a tener un tiempo de ayuno cada sábado, hasta nuestra convención de Enero. Lo invito a que pueda unirse, pero entiendo que el ayuno es humillarnos delante de nuestro Dios y cambiar nuestra manera de vivir para agradar a Dios. 

-No deje de predicar el evangelio: El pasaje de Isaías nos habla de lo que es el verdadero ayuno, y prácticamente podría resumirse en vivir y predicar el verdadero evangelio. Ahora que muchas cosas se están conmoviendo es cuando más personas abren su corazón de forma genuina. 

-No tenga temor del futuro: El temor no proviene de Dios, recuerde, esto es un llamado para que nos humillemos y seamos fieles al Señor, pero si lo hacemos Él también será fiel con nosotros y con nuestras familias.

¡Dios es fiel y sus misericordias son nuevas cada mañana!