Estamos ya a las puertas de la Convención de Mujeres: Las 4 Estaciones y es tremendo poder ver lo que Dios ha hecho con la red de mujeres a lo largo de los años.

Cuando empezamos la vida ministerial, mucho del trabajo recaía solamente sobre mi espalda, pues tradicionalmente en las iglesias cristianas las mujeres no tenían una participación activa en el ministerio.

Sin embargo, mi sueño siempre fue trabajar en la obra del Señor de la mano de toda mi familia. Al principio a mi esposa no le llamaba mucho la atención, pero poco a poco el mismo Señor fue despertando su espíritu y ahora las mujeres se han levantado con un tremendo espíritu de conquista, como valientes intercesoras y dando fruto abundante para la gloria de Dios.

Ahora, apreciada mujer, mi deseo es que usted entienda que Dios cuenta con usted para este tiempo. Las promesas no son solo para las pastoras o para líderes influyentes, sino para cada mujer que crea y se apropie de ellas.

Creo que el deseo del corazón del Padre es poder conectarse de forma íntima con cada mujer, y allí, poder suplir las diferentes necesidades, para que pueda venir la plenitud en el llamado de la mujer. Y creo que este es el momento oportuno.

Sé que todas enfrentan diferentes desafíos de fe, pero definitivamente este es el tiempo para que la mujer florezca. Sé que muchas de ustedes están conectadas con todo lo que estamos haciendo, pero tal vez les ha faltado dar un paso de fe, ya sea para orar por un milagro, para predicarle a una persona, para reactivar una célula o para comenzar un emprendimiento guiado por Dios.

No tengan temor y dispongan su corazón para caminar en la perfecta voluntad de Dios.

Para finalizar, me gustaría dejarles una promesa para este tiempo, pero también una invitación muy especial para que puedan participar de la convención y a que puedan conectarse con uno de los libros que mi esposa escribió hace unos años. Se que a través de él, el Señor les inspirará para que puedan dar fruto en todas las áreas de su vida.

«Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. Porque he aquí ha pasado el invierno, Se ha mudado, la lluvia se fue; Se han mostrado las flores en la tierra, El tiempo de la canción ha venido» (Cantares 2:10-12)

Espero poder verlas a todas en la convención.