Recuerdo un día, durante una convención, en el año 2012, que unos pastores extranjeros me preguntaron cuál era la base de la visión y del trabajo ministerial. Ellos esperaban que hablara de las células, las multitudes, e incluso los encuentros, pero realmente la base del trabajo ministerial es la familia, ¿de qué le vale a un hombre tener una gran congregación si su hogar está destruido?

Siempre he dicho que nuestro primer ministerio es la familia, la misma Palabra lo enseña, quién no puede gobernar su hogar, ¿cómo podrá gobernar la obra

“que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)”
1 Timoteo 3:4-5
La familia se convierte en una sólida base que va a sostener todo el peso del desarrollo ministerial. Recuerdo que me hicieron una entrevista hace años, cuando la iglesia estaba empezando a crecer, tendríamos unos diez mil miembros, y uno de los periodistas me preguntó: “¿a qué se debe el éxito de su iglesia?” Y yo le dije: “Bueno, el éxito de la iglesia es simplemente un reflejo de cómo estamos en el hogar.”

Hoy, después de décadas de caminar junto a Jesús puedo dar gracias por la familia, si no fuera por el apoyo y el amor constante de mi esposa, creo que no hubiera podido consolidar el ministerio, también ahora gracias a mis hijas y yernos he visto como la Visión ha llegado a lugares donde nunca hubiera podido llevarla solo.

El día de hoy me gustaría invitarlo a cuidar ese tesoro que Dios le ha confiado que es su familia. Para esto me gustaría darle algunos consejos.

1. No permita que se apague la llama del amor romántico
Mi esposa es una mujer que siempre ha estado muy ocupada, pues es una destacada líder política y yo trabajo arduamente en la obra del ministerio, aún así nunca dejamos que las ocupaciones nos distanciaran, todos los días tenemos tiempo para almorzar o cenar juntos, nuestra comunicación siempre ha sido muy buena, nunca hemos permitido que nada la interrumpa, la amistad entre nosotros ha crecido mucho, y cada año estamos más enamorados.

Yo lo entendí, aunque el hombre predique, el ministerio no es del hombre, el ministerio es de la pareja, la mujer es el 50 por ciento del ministerio.

2. Nunca ponga el ministerio por encima de su familia
Recuerdo un día que tenía un compromiso muy importante, con una figura muy influyente a nivel nacional, cuando me estaba preparando llegó mi hija Sara a hacerme una consulta sobre una prédica que estaba terminando. Inicialmente le dije que estaba ocupado, pero inmediatamente entendí que no era sabio, hablé con mi secretaria para que me ayudara a re agendar mis compromisos y dedique la tarde a compartir con mi hija. Desde ese día tomé una decisión y fue que nunca estaría muy ocupado como para no poder suplir la necesidad de mi familia. ¡Creo que fue una decisión acertada!
3. Trabajen el ministerio en unidad
Mi sueño más grande siempre fue que mi familia estuviera al servicio de Dios, y creo que este es el sueño de muchos de ustedes también, pero para lograrlo necesitamos darle a cada uno su lugar. Mis hijas y mi hijo tienen dones totalmente diferentes, y siempre me he esforzado por darles a todos un espacio para que crezcan ministerialmente.

Por ejemplo mi hoja Johanna y su esposo Eli tienen un fuerte llamado al pastorado, mientras que mi hija Lorena y su esposo Julían tienen el llamado a la adoración y la creatividad. Mi hija Manuela y su esposo Rich son grandes maestros y tienen una tremenda unción para las familias, mi hija Sara y su esposo Lau están enfocados en los jóvenes y también en el trabajo político. Matías aún está descubriendo su llamado, pero ya ha dado sus primeras prédicas dejando a más de uno sorprendido por su carisma.

¡Espero que esto le inspire y le ayude a levantar una familia sacerdotal!