SEPTIEMBRE 24 · HIJOS DE LA PROMESA
¡Dios hoy quiere que a pesar de lo difícil que le haya tocado vivir, pueda comprender que Él le ama con a su hijo!
El rechazo también puede darse desde el momento del nacimiento: los padres que esperaban que su hijo fuera un varón, pero nació mujer, o viceversa; vienen la desilusión, las lágrimas y las expresiones negativas en contra de una vida inocente. Note que no se necesitan actos muy violentos o repetitivos, pues la mayoría de padres terminan aceptando a sus hijos y amándolos; una sola expresión puede ser usada como argumento por el enemigo para poner la marca de rechazo.
Cuando se tienen estas heridas que carcomen el alma se necesita una medicina, y la mejor es aceptar el gran amor de Dios hacia cada uno de nosotros. Él nos formó en el vientre de nuestra madre, nos dio el sexo que tenemos y si en nuestro hogar ninguno se preocupa por nosotros, Dios sí. Él extiende su misericordia y nos lleva a la vida abundante.
Cuando nos vemos con los ojos de Dios nos damos cuenta de que somos los pecadores más grandes de este mundo. Al respecto el apóstol Pablo dijo: “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1:15).
El rechazo conlleva al abandono – la Palabra de Dios nos da vida eterna.
El rechazo conduce a la inmundicia – la Palabra de Dios a la santidad.
El rechazo nos hace sentir avergonzados y desnudos – la Palabra de Dios nos cubre y nos hermosea.
El rechazo nos cierra todas las puertas – la misericordia de Dios las abre.
Recuerde lo que dice la Palabra “Aunque mi padre y mi madre me dejaran con todo, Jehová me recogerá” (Salmos 27:10), esta herida como lo vimos anteriormente nos puede marcar negativamente siendo un argumento para que no podamos conquistar pero cuando usted aplica la Sangre de Jesús y cree en lo que dice Su Palabra usted podrá avanzar.