4 DE ENERO · EL PODER DE UNA VISIÓN
Un día Thomas Alva Edison llegó a su casa y le entregó un papel a su mamá y le dijo: “Mi maestro me dio este papel y me indicó que no lo leyera, que solo te lo entregará a ti”.
Con lagrimas en los ojos su mamá leyó en voz alta la carta. “Su hijo es un genio, esta escuela es muy pequeña para él, y ya no tiene maestros suficientemente inteligentes para entrenarlo. Por favor, desde ahora entrénelo usted en su casa. Que ya no regrese a esta escuela”.
Muchos años más tarde, luego de que la madre de Edison falleciera, siendo él uno de los inventores más importantes de la historia, se dispuso a revisar los papeles que sus padres tenían en casa. Allí, en un rincón de uno de los cajones encontró un papel, aquella carta que le había entregado a su maestro. Al abrir el papel leyó: “Su hijo es un enfermo mental. No lo recibiremos más en esta escuela”.
Edison rompió en llanto durante muchas horas, y ese día en su diario escribió: “Thomas Alva Edison fue un niño con retraso mental. Pero su madre fue una heroína que creyó en él, por eso se convirtió en el genio del siglo”.
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